El amor por sí solo no es suficiente, no provee las cualidades y aptitudes personales que son decisivas para sustentarla y hacerla crecer.
Hay cualidades como el compromiso, generosidad, consideración, confiabilidad que son determinantes para una relación feliz. Deben saber reconocer y perdonar errores, ser tolerantes con los defectos particulares de la pareja con la cual sostienes una relación.
Las parejas suelen tener la capacidad para tratar con gente que está afuera de la relación, pero carecen de habilidad que les permita tomar decisiones conjuntas o descifrar los mensajes del conyugue, es decir les falta las herramientas adecuadas.
Cuando se está comprometido en una relación duradera, se desarrollan ciertas expectativas con respecto al otro, lo que haga está dotado de significados que derivan de esas expectativas.
Debido a la fuerza de los sentimientos, la dependencia y los significados simbólicos, los conyugues son propensos a interpretarlo mal y es ahí cuando ocurren los conflictos por mala comunicación, en el cual se está más interesado en acusarse, que ver un problema por resolver.
El problema a veces es evidente, pero se tiene que tener en cuenta, que hay más debajo de lo que aparentemente se ve a simple vista, respecto a lo que piensan, y lo que sienten como pareja.
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